Lágrimas por amor
Mi dulce amor,
por fin me llamó al celu para que nos veamos con extrema urgencia, en lo
posible fuera de nuestros hogares, en realidad quería que sea en el mismo lugar
que nos vimos por vez primera. Que emocionada me sentía, tal vez se quiera
comprometer, pensé.
Cuando estaba
a unos metros del lugar, como era costumbre, ya estaba esperándome en el mismo
banco y mismo lugar pero no estaba contento como esperaba, tenía lágrimas en
los ojos. Discutimos un rato, no se bien porque el motivo de la pelea. Él se
enojó y me dijo que me vaya a mi casa, dispuesta a irme me dijo que no quería
que me vaya, que estaba enojado pero quería que este con él que tenía algo muy
importante que decir. Entonces tendió hacía mi rostro sus blancas manos pero estaban
más frías que de costumbre y comenzó a decir lo que era tan importante: “Lo
último que deseaba era lastimarte o hacerte mal, no lo quiero pero debo
dejarte. Siempre te amaré por la eternidad (mientras oía eso caían y caían lágrimas
en mi rostro) y antes de cometer alguna tontería prefería que nuestra relación
no prosperase más, por eso deseo terminar la relación.”
Sin embargo hacía ya un año y dos meses que
nos juramos amor eterno y que nunca nos separaríamos. ¿La eternidad durará solo
dos años? ¿No me querías lastimar y me haces esto, como le llamas entonces vos?
Yo siempre fui franca con él y no le oculté nada. Es más siempre me dirigí a
todos con la verdad ¿Qué sería lo que me oculta?, pensé.
En el lapso
que rompimos, como les sucede a todos, el primer mes fue el más difícil. Cuando
sonaba el celu esperaba que sea él, como se darán cuenta no lo era. Lo mismo sucedía
cuando estaba en Internet, no me despegaba de la compu por si él se llegaba a
conectar. Así fue que fui perdiendo mis amistades por sólo hablar de él, por
suerte, Yaqui, la chica que más ignoraba fue la única que se quedó a mi lado, aguantándome
en toda situación, prefería no salir para quedarse conmigo, escuchando mis
historias vividas con él y brindándome su hombro para llorarle mis penas. Ella
me juró que haría lo posible por contactarlo y le hablarle sobre mí y en el
estado en que me encuentro y apenas supiera algo me notificaría.
Van cinco
meses que no se de ninguno de los dos. Como de costumbre, suelo revisar los
mails diariamente, ¡Uy! Por fin me llegaron noticias directamente desde él,
pero ya pasó tanto tiempo que no sabía si abrirlo o no. Bueno lo hice, es parte
de mi historia, deseo saber acerca de él. Decía algo así: “Soy un tonto, nunca debí
haberte dejado por un impulso, una atracción física. Y quiero volver a verte y
si es posible volver a ser novios.” No sabía que hacer ni responder. De
inmediato llame a Yaqui, a pesar del tiempo que llevábamos sin hablar, además
sentí la necesidad de que sea la primera en enterarse. Esperaba que como era
costumbre de inmediato me responda y me aconseje, pero no fue así, hubo un
silencio sepulcral, luego comenzó: “lo primero que debo hacer es pedirte perdón,
aunque no se como hacer para suene verdadero. En ese entonces que se dejaron,
yo fui la culpable de su ruptura, no lo sabías pero me tiraba onda desde hacía
ya tiempo y para divertirme yo también lo hacía pero solo era por internet.
Hasta que finalmente un día me invitó a salir y yo acepté, porque era para
hablar de vos supuestamente, porque realmente me habías llegado al corazón.
Pero sucedió lo inevitable, pasamos una tarde tan hermosa que nos besamos y
como teníamos tanta química nos vimos una y otra y otra vez, y no aguante más escondértelo,
por eso decidí no juntarme más con vos. ”
Me dolió en el
fondo del alma recibir esa noticia, de la única persona en quien confiaba.
Entonces con lágrimas y mucha bronca “colgué” el teléfono, apagué la maquina y
me pregunté “¿Por qué nadie confía en mí?”
©Marcos A. Robledo 2013
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